La palabra psicología proviene del griego clásico “psique” (mente) y “logía” (estudio), es decir, hablamos del estudio del pensamiento y de la conducta del ser humano.
La psicología humanista tiene como principal característica considerar al ser humano como un todo, sabiendo que existen muchos factores que influyen en la salud mental, en el crecimiento personal y en la autorrealización de cada individuo.
1. Acompañamos en el proceso de crecimiento personal
A partir del tratamiento psicológico se llegan a explorar conceptos como la percepción que tiene uno mismo sobre el entorno, la atención, la motivación, las emociones, el pensamiento, la personalidad, las relaciones humanas, entre otras. Haciendo presentes todos estos conceptos y llevándolos del subconsciente al consciente de la persona se logra el proceso de crecimiento personal.
2. Establecemos un vínculo entre paciente y terapeuta
Las principales características del terapeuta son la autenticidad, la empatía y la aceptación incondicional. Éstas, junto con el trabajo desde el “aquí-ahora” ayudan a crear el vínculo paciente-terapeuta y al acompañamiento durante el proceso terapéutico.
3. Trabajamos con niños y niñas, adolescentes y personas adultas
No hay una edad preestablecida para empezar un proceso terapéutico, pero se ha de tener en cuenta la edad del paciente debido a que cada etapa tiene unas necesidades distintas.
Desde mi perspectiva, cuando se trabaja con niños, niñas o adolescentes, es importante hacer partícipe del proceso terapéutico a quienes son responsables del menor para poder trabajar conjuntamente como sistema familiar.