Técnica Sacro-craneal


La historia de la terapia sacro-craneal data del 1970, cuando el médico osteópata, John E. Upledger, observó un movimiento rítmico en la médula espinal que correspondía al bombeo del LCR (líquido encefaloraquídeo), responsable de distribuir las órdenes del cerebro a través del sistema nervioso.

Una alteración del LCR puede ocasionar tensión muscular, dolores articulares, migrañas, mareos, fatiga, vértigos, estrés, etc.

1. Es una técnica suave y sutil

Mediante un tacto sutil sobre los huesos del cráneo el terapeuta evalúa el ritmo sacro-craneal, para identificar restricciones en la movilidad de los huesos de cara, cráneo, cadera y columna

2. Puede aplicarse a cualquier edad

Desde infantes hasta ancianos, no importa si están enfermos o no. Es una técnica que les ayudará a aumentar su resistencia a las enfermedades y a gozar de una mejor salud en general.

3. Es beneficiosa durante el embarazo

Durante la gestación se puede ayudar a la madre liberando las tensiones que se producen en sus caderas, espalda y facilitando el momento del parto.

4. Se recomienda en bebés que han tenido complicaciones en el nacimiento

Complicaciones en el nacimiento como vueltas de cordón, cesárea, ayuda de fórceps, etc.  pueden alterar funciones del bebé como el lloro o la succión. La aplicación de la técnica sacro-craneal permite restaurar estas funciones. Posteriormente, le ayudará a desarrollar su psicomotricidad: reptar, gatear, control ojo/mano, control de las distancias espaciales, etc, así como al proceso madurativo de su columna vertebral evitando posibles desviaciones como la escoliosis.

5. Es muy efectiva en casos de estrés

Se recomienda en personas con gran estrés puesto que consigue un gran efecto de relajación y equilibrio sobre el sistema nervioso.